Federico Aparicio ideó, con elementos de su taller de carpintería, una silla para Agustín, un niño con parálisis cerebral. Cuesta un 10% del precio de las profesionales.
Federico Aparicio vive en Lomas de Tafí y tiene un taller de carpintería en el que fabrica muebles, adornos y otros elementos con MDF. Pero, ante el pedido de Paola Martínez, tuvo que girar el timón: la mujer le solicitó una silla postural para su hijo Agustín, que sufre de parálisis cerebral.
“Yo tuve que ponerme a estudiar y entender qué función cumplía la silla, ya que no es un trabajo que esté directamente relacionado con lo que se realiza en mi taller”, explica Federico. Además, comentó a eltucumano.com que a todo el trabajo lo hizo él mismo: “Desde el diseño hasta el estudio, cómo hacerla regulable, hasta su fabricación”.
El pedido de Paola se debe a que no podían acceder a una silla postural profesional, cuyo precio ronda los $25.000. La que fabricó Federico, por el contrario, cuesta un 10% de ese monto.
Aparicio piensa en esto como un “proyecto social”: por cada silla comprada, se otorgará una a quien no pueda acceder a ella. “Debido a la situación económica del país y a que esta complejidad afecta desgraciadamente en su mayoría a familias de escasos recursos, he decidido comercializar estas sillas a un precio súper económico. Además, por cada familia que compre una silla, se va a subsidiar a otra que no puede comprarla”, explica.
fuente: ELTUCUMANO