En lo electoral el Pro y sus aliados no logran amalgamar un equipo de trabajo.
Los legisladores Alberto Colombres Garmendia y Luis Brodersen llegaron por el Pro a la Legislatura, pero ahora juntos no pueden ni firmar un comunicado de prensa.
La mayor división entre ellos son aquellos poco claros “Gastos Sociales “que Colombres Garmendia no tuvo problemas de recibir y que Brodersen, no sólo no percibió, sino que además fue a la Justicia para que se declare el ilícito.
La mayor complicación para el Pro es una falta de conducción. Cuando Mauricio Macri se convirtió en presidente dejó instalado el “sí, se puede” como eslogan. Muchos entusiastas de la política se subieron al metrobus del Pro, pero se bajaron en las primeras estaciones. No encontraron su lugar y rápido se les fue el entusiasmo político.
En el lenguaje cotidiano el prefijo “pro” es muy utilizado para dar impulso positivo: “Es proactivo”, suelen decir. Se ha instalado tanto que el prefijo ha devenido sustantivo y hay quienes cuando se entusiasman con algo sentencian: “esto me parece muy pro”.
No tiene ninguna connotación política, sólo quieren decir que va a ser muy bueno. En la política tucumana, Pro está siendo sinónimo de división, de discusión y adopta un sentido negativo.
fuente: ECOTUCUMANO