
Es una vieja práctica pero que se extendió al interior del país. Las “donantes” son mujeres mayor a 45 años o embarazadas hasta el tercer mes. Trabajan en condiciones insalubres.
Vieja práctica. Luego de una inspección a cargo de la Secretaría de Trabajo, Policía Provincial, Federal y Gendarmería, se clausuró un galpón donde encontraron 1.000 litros de orina, aparentemente utilizada para desarrollar tratamientos contra la infertilidad.
El tinglado se encuentra en Banda del Río Salí y se detectó a un menor de edad trabajando. “Constatamos más de mil bidones de cinco litros de orina que aparentemente la venden a un laboratorio en Buenos Aires”, informó Manuel Bernachi, jefe de Operaciones Policiales, quien derivó la investigación a la Fiscalía de Instrucción Penal de la Séptima Nominación para que intervenga.
En este sentido, destacó que “vinimos en apoyo a la Secretaría de Trabajo, quien intervino, junto a fuerzas provinciales y federales”.
El objetivo es juntar orina de mujeres mayores de 45 años o de embarazadas hasta el tercer mes y a cambio le dan “regalos” para su hogar.
Por su parte, el inspector de la Secretaría de Trabajo, Gustavo Arrieta, aseguró que “este lugar funciona en condiciones insalubres, con trabajadores totalmente precarizados, un total de catorce personas”.
Es importante resaltar que la ley prohíbe la comercialización de partes y materias del cuerpo humano, como es la orina. Por lo tanto, varios laboratorios apelan a donaciones de voluntarias.
Para el tratamiento de la infertilidad, los laboratorios necesitan extraer una hormona de la orina de mujeres menopáusicas y la convierte en menotropina, una droga que estimula la fabricación de óvulos. A partir de un gramo de ese producto se pueden generar unos 2000 tratamientos.
Según un artículo del diario La Nación de tiempo atrás, “el mercado mundial de gonadotrofina urinaria movilizó en 2003 unos 17 millones de viales o ampollas. La empresa nacional Massone produjo más del 82% del mercado mundial: exportó 14 millones de ampollas, mientras que el 18% restante se repartió entre China y Japón”.
FUENTE: ELTUCUMANO